Antonio Daniel García Orellana, Finalista Searus-1991


ANTONIO DANIEL GARCÍA ORELLANA
Antonio Daniel García Orellana.
Foto: Blog del actor Antonio Daniel Orellana

Nota Biográfica

          Antonio Daniel García Orellana nace en Sevilla el 15 de abril de 1973.
          Comienza a escribir sus primeros versos a los 11 años, auque no empieza a tomárselo en serio hasta los 16 años.
          Más tarde adopta el pseudónimo de Andrés Garo.
          Perteneció a una agrupación de teatro llamada “Koprogenia”.
          Ha participado en numerosos recitales poéticos a cargo de la tertulia “Alba de Mares”.
          Ha obtenido hasta el día de hoy los siguientes premios literarios:
          -Segundo Premio en el I Certamen Nacional de Poesía Ciudad de Pozo-Alcón. (Jaén, 1991).
          -Primer accésit en el I Premio Literario Distrito Macarena. Sevilla 1991. “In Extremis” (Drama escrito con Antonio Hernández Espinal, adoptando ambos el pseudónimo de EGO-HADA).
          -Primer Premio en el X Premio Gustavo Adolfo Bécquer (J. M Dto. Casco Antiguo. Sevilla 1991), con la obra “No es sueño la vida”.
          -Primer Premio en el Certamen de Poesía Pedro Alonso Morgado. (Palma del Condado, Huelva 1992).
          -Segundo Premio Urruzuno de poesía Manuel Bartolomé Cossío. (La Rioja, 1992).
          -Primer Accésit en el I Concurso de Poesía Villa de Adamuz. Córdoba, 1992.
          De entre sus múltiples aficiones destacan el teatro, la pintura, la música y sobre todo, discutir. Suele plasmar una sinceridad directa sobre su pensamiento tanto de sí mismo como del mundo que le rodea.
          Permanecen inéditos en su poder tres obras:
          “Voz clama in deserto”, “Tarot –dos poemarios y un volumen de relatos “Albo”.


Antonio Daniel García Orellana, noviembre de 1992.
         

         

Obra: “CIEN POEMAS”
Finalista, XIV Certamen de Poesía Searus, 1991



                                       “Ningún creador escribe para los otros,
                                       ni para sí mismo, ni mucho menos,
                                       para satisfacer un anhelo de creación,
                                       sino porque no puede dejar de escribir.”

          Oliverio Girondo


 “En el agujero del silencio…”

Yo, aquí, asomado a los ojos,
con la voz del alma que anida
en mi delgado y mudo interior;
rodeado de “Cien poemas”,
brochazos de quietud marginada;
bohemio con los brazos al viento;
de ébano astillado,
de crótalos ocultos en los márgenes del tiempo,
de blanco, ahumado y lluvioso,
de ecos disfrazados con el silencio único
de los Cristos de Dalí,
de sueños, con el miedo a cuestas,
de una especie de mitología abstracta,
tan extraña como Platero soplando un oboe
o Bécquer confundiendo a las golondrinas
con un bumerang en vuelo,
de fábulas ecuestres y dioses imperfectos,
de la luz y de la fe, de sangre,
de platónicos deseos de besar la boca
que amamanta los cráteres menguantes…,
de usted, señor lector, de todo, de todos,
de la nada apócrifa, de las rosas
de mi humilde ego, etcétera;
entronizado.

Cien poemas:

No sé cuántas huérfanas miradas,
y días, y horas, que, como los besos,
almibaran los caminos más amargos
y enmudecen las etéreas sombras
de los árboles bohemios,
mientras el Sol lacra el Cielo
y los gondoleros barren las aguas.

Ciento seis páginas
(y otras pocas que se fugaron)
que muletean con bravura
las hirientes astas de la hipocresía,
y que empurpuran el horizonte,
y lo lindan, y con suspiros de pluma
lo apergaminan…, mientras los remolinos
barajan  las bolsas de aire.

Mil trescientos noventa y dos versos
con espacio de hormiga o de mamut,
amigos del sueño más lejano,
de la espuma que amansa la orilla,
del mar, del marinero barco de la vida,
con los remos que, ya, dejaron de llorar;
amigos míos
y de los fuegos que me incendian el alma
desplumada, desplomada…

Millones de letras, de empolvorados puntos,
de huecos y tildes, y de bajas comas,
(y otras muchas que me dejaron),
que rescataron lágrimas encarceladas
en espectros cicatrizados y dolientes
por la afilada daga del recuerdo.
Y que ordeñaron al Sol y esparcieron su luz
por senderos que el olvido oscureció una tarde;
paisajes quietos, desgreñados…

Cien poemas que han hecho
una corona de fantasía
que sueña anidar sobre mi cabeza,
para que descorche una nueva botella
de ideas y bañe mi borracha pluma
en el tintero de la poesía
cien veces más.
Y la exprima con todos mis sentimientos
(sobre cualquier cosa).

Cien poemas, me coronan.
¡Qué alegría tan triste!
¡Soy el rey de mi propia imaginación,
fontana que inciensa la poíesis órfica!

Cierro los ojos y …

Rápidamente
me asomo a la Primavera.
La Luna llena desorienta
a los ligeros cometas
con su hermosura esclava.

(¡Dejadme que suspire,
quiero hacerlo!). Ya.

Los niños corren a ver cómo saluda el tren
porque es lo único que saluda.
En el parque
un hombre con lanudas barbas
se inyecta novelas eróticas.
Un jardín. Una rosa ensangrentada.
Unas tijeras de podar que está loca…
Me niego. Me niego a seguir mirando.

Sempiternísimamente
me asomo al Invierno, sólo solo.
La Luna adelgaza. Más aún.
(Casi no se la ve). No hay nadie.
El suelo duerme.
¿Cuál será la intención de las hojas
que se arrastran en el patio?

(¡Mi pluma!, ¡el tintero!).

                              14 de Agosto de 1991
                                                   Poíesis

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