Premios Searus 1997-XX Certamen de Poesía


PREMIOS SEARUS 1997
XX Certamen de Poesía

Año de Edición: 1998
Portada e Ilustraciones: Alfredo Vargas
Prólogo: Jorge de Arco
Poetas:
Marcelino García Velasco
José Luis Rodríguez Ojeda


LA DELEGACIÓN DE CULTURA COGE EL TESTIGO DE SEARUS

          La Asociación Cultural SEARUS pasa de ser el organizador de los certámenes de poesía, a colaborador en la organización de los mismos. La Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca se hace cargo desde esta edición de la organización.

PALABRAS DEL DELEGADO EN:  PREMIOS SEARUS-1997

          En este año, el Certamen de Poesía cumple “Searus” cumple su XX edición, afianzando su trayectoria en busca del canto poético de los hombres y mujeres en lengua castellana.
          Sin duda, todo este hacer cultural ha sido posible gracias al trabajo silencioso de hombres y mujeres que desde la Asociación Cultural “Searus”, con la participación del Ateneo de Los Palacios en los últimos años y la edición de obras auspiciadas por la Fundación el Monte, tomaran las riendas de conducir con cariño este, ya legendario, concurso literario; y también, como no, a la disposición e ilusión de los poetas, que fieles cada año, han propiciado su existencia.
          Esta nueva edición “nace” con el humilde, pero sincero, homenaje al XX ANIVERSARIO de trabajo y cariño por la “POESÍA” de organizadores y participantes.
          Llegado el momento del reconocimiento público a tanta voluntad expresada en silencio, la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca recibe satisfecha y con orgullo, esta hermosa herencia cultural para continuar con el trabajo realizado a lo largo de este tiempo y acepta como principal objetivo de una nueva etapa, el deber, siempre difícil de conseguir, de enriquecerlo en todos los aspectos posibles, para lo cual, sin duda alguna, será necesaria la ayuda de los que hasta ahora han trabajado en la organización y de aquellos poetas de lengua castellana que lo impulsaron un día para mantenerlo arriba en el tiempo.
          Hoy, y para que no lo olvidéis nunca, gracias a todos, antiguos organizadores y poetas de siempre, porque diciendo verdad, sois vosotros los que podéis mantener viva la voz de este bello cantar literario.

Ismael Pera Martín

Delegado de Cultura




PRÓLOGO
LOS VERSOS Y LAS PIEDRAS

          Una vez más, el tesón, el rigor y la ilusión de tantas personas, han hecho que podamos reunirnos en torno a la poesía en este Noviembre invernal. Y ya son veinte años.
          En estos momentos tan difíciles –¿cuándo no? – para el devenir poético resulta gratificante constatar los óptimos resultados de la sincera apuesta que el premio “Searus” lleva haciendo desde su primera convocatoria. Con poetas de obra ya amplia y reconocida –Francisco Mena, M. Fernández Calvo, Carlos Murciano y el propio Marcelino García Velasco– y con autores jóvenes que llenos de ilusión y amor al verso estamos comenzando a abrirnos paso –como Manuel Nogales, José L. Rodríguez, o yo mismo–, la nómina de ganadores ha ido creciendo a medida que el premio se afianzaba; lo que a su vez demuestra que, lejos de favoritismos, tendencias, etc. la importantísima labor del jurado viene marcada por la honradez y el buen hacer.
          Para mi, es una satisfacción poder presentar y ceder mi testigo a los ganadores de este año. Afirmaba Chénier que “el arte no hace más que versos; sólo el corazón es poeta”, y en los versos de Marcelino García Velasco podemos apreciar cómo es precisamente el corazón el que ejerce de conductor expertísimo. La contemplación de un capitel del siglo XII –“La matanza de los inocentes”, hoy en el Museo Arqueológico Nacional– impulsa con certero ritmo cada uno de sus latidos: “Mirad como se canta y cuenta en esta piedra / la eterna crueldad del hombre”. El autor se pregunta desde lo más hondo, por el dolor y la muerte: “¿Por qué tanto dolor para esa madre / que sólo tiene la cabeza de un niño entre las manos?”. La piedra aparece como referencia recurrente, y como sinónimo de grito desesperado, de la fría verdad que atesora su relieve; “Pero no es una historia / sino la historia nuestra de cada día”, porque aún el paso desconsolado de los siglos, su lección, no ha hecho que el hombre aprenda de tanta muerte inocente, de tanto daño inútil.
          Es curioso que los poetas premiados este año hayan vuelto sus ojos y sus versos hacia el ayer, hacia la historia que las piedras testimonian en su permanecer. En su famoso poema “Lo fatal”, Rubén Darío aludía a la dicha de “la piedra dura, porque esta ya no siente”; y si es cierto que carece de sensibilidad, también lo que en su capacidad para resistir el decurso del tiempo, reside su condición de salvaguardadota de edades y de gentes que ya fueron. “Desde la piedra de origen” escribe José Luis Rodríguez Ojeda, como acodado en ella, rescatando aconteceres pretéritos –una doncella romana trempranamente muerta, un digno condestable de Castilla engañado, una ciudad “a cada instante renovada”, Sidi Bou Sai… y todo ello dicho con un verso ágil y maleable, que fluye en libertad, o se torna heptasílabo, o encuentra su son mejor en la consonancia o la asonancia. Lo cual, en un poeta joven, es algo muy de alabar.
          Los cuatro lustros transcurridos, su continuidad, han hecho que este premio “Searus” tenga un carácter propio y singularizado dentro del ámbito literario español. Gracias, pues, al Ateneo y al Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca, a la Asociación Cultural Searus, a la Fundación “El Monte”, y a todos los poetas sostienen y alientan con su verbo y su entusiasmo cada nuevo certamen.

Jorge de Arco

Disertación de Jorge de Arco la noche del 28 de noviembre de 1998 en la ceremonia de la entrega de los Premios SEARUS.

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