Manuel
Rueda representando al grupo The Barking y Rafael Mateo Ruiz a Espectáculos
TEO, viajaron la noche del 2 de octubre de 1971 rumbo a las islas Canarias. Tenían,
según la empresa TEO, el compromiso de ser contratados para actuar en una sala
de fiestas de Las Palmas de Gran Canaria.
The Barking en el Racing Club, diciembre de 1971. Foto: Manuel Rueda. |
Llegaron
a las islas al aeropuerto de los Rodeos, permaneciendo en el Puerto de la Cruz un par de días hasta
coger el enlace destino a Gran Canaria. En ese tiempo se entrevistaron, en la
plaza del Charco, con un representante conocido por Rafael Mateo. En Las Palmas
se instalaron en una pensión situada en la calle Alonso Alvarado, junto al
parque de San Telmo y se desplazaron hacia la playa de las Canteras, lugar
donde supuestamente se hallaba el local donde deberían actuar. Lo que hallaron
en la zona les hizo dudar del compromiso que traían desde la Península, ya que
el establecimiento se encontraba en obras y en los alrededores no había ni un
alma. Descolocados, dudosos, cansados de esperar y hambrientos porque desde su
salida de Tenerife no habían probado bocado, decidieron volver a la pensión. De
camino a la fonda Manuel compró un par de membrillos y con tanto ímpetu y ansias
fue mordido uno de ellos por Rafael, que un diente se le quedaría clavado, para
siempre, en la piel de la gamboa.
Esa
tarde Manuel Rueda, por indicación de Rafael, se acercó a una sala de fiestas
situada en la calle Venegas nº 11 para preguntar al dueño si podía explicar lo
sucedido con la sala de fiestas de la paya de las Canteras. El propietario no
quiso oír ni hablar de espectáculos TEO y Manuel volvió a la pensión como había
salido de ella, sin noticias.
No
tenían nada, así que comenzaron a explorar posibles trabajos apoyados en la
lista de contactos y relaciones que conservaba Rafael. De esa manera conocieron
al padre de una joven bailarina canaria, famosa en la localidad, que fue
contratada por TEO para formar parte de un cuadro flamenco sevillano que iba a
actuar en el archipiélago. Rafael, por tanto, volvió a Sevilla para preparar el
espectáculo flamenco y regresar con ellos a las islas. Pidió prestadas 3.000
pesetas a Manuel, asegurándole que en tres días volvería. El representante no regresó
a las islas hasta pasados unos veinte días, pero Manuel nunca recuperó el
dinero prestado.
Con
poco dinero, sólo, sin haber cerrado ninguna contratación para el grupo, Manuel
encontró apoyo en el padre de la joven bailarina contratada por TEO, prestándole
2.000 pesetas cuando le hizo falta para seguir viviendo.
Antonio
Capellán, Paco Moral, Guillermo Distinguido y José González llegarían a Las
Palmas a finales de octubre, finalizados los compromisos que el grupo aún tenía
en la península. Con gran alegría recibió Manuel Rueda a sus compañeros, festejándolo
con un suculento almuerzo en el bar de Jeremías. El grupo quedó instalado en la
habitación que Manuel ocupaba desde su llegada a Gran Canaria.
Playa de las Canteras. Foto: Manuel Rueda. |
Playa de las Canteras.
Foto: Manuel Rueda.
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Paseo marítimo, playa de las Canteras.
Foto: Manuel Rueda.
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The Barking en la playa
de las Canteras (Las Palmas de Gran Canaria)
Foto: Manuel Rueda. |
Manuel
Rueda y Antonio Capellán, como de costumbre, se lanzaron a buscar locales donde
poder actuar. Por indicación de algunos residentes se dirigieron a la playa de
Maspalomas, en el sur de la isla, situada en el municipio de San Bartolomé de
Tirajana, sitio turístico por excelencia. En el lugar conocieron a don Luis,
gerente del “Hotel las Arenas”, llegando a un acuerdo encubierto hasta que el director
del hotel regresara de vacaciones y legalizase la contratación del conjunto.
Es, por tanto, en el “Hotel las Arenas” donde The Barking comenzó a actuar y
dar conciertos en Canarias, tocando todas las noches desde las 21:00 h. a 24:00
h. Poco a poco el grupo fue conquistando el cariño y la simpatía de los
clientes del hotel, aunque no de todos los turistas. Diariamente una chica
alemana cantaba acompañando al conjunto y finalizaba sus actuaciones lanzándose
a la piscina del hotel. Una noche, un huésped lanzó huevos y botellines de
cristal desde la ventana de su habitación, dando de lleno al órgano con los
huevos e impactando un botellín en la cabeza de la mujer. Un acompañante de la
joven, micrófono en mano, expresó su malestar e indignación al insensato bárbaro,
aunque los palaciegos sólo llegaron a comprender la palabra criminal.
The Barking en la
terraza del Hotel Las Arenas.
Imagen tomada por un
turista alemán. Foto: Manuel Rueda. |
El
hotel “Las Arenas” estaba situado en un espacio natural, paradisíaco, con una
magnífica playa a menos de 50 metros de las instalaciones. Las Dunas, cercanas
al hotel, era lugar donde se practicaba el nudismo. Resultaba curioso a los
palaciegos ver, por estar prohibido bañarse desnudos, como los bañistas se
vestían rápidamente cada vez que sobrevolaba el lugar los helicópteros de la
Guardia Civil.
Cuando
en el hotel el trabajo comenzó a decaer el grupo volvió a rastrear locales
donde poder actuar, así que Manuel Rueda y Antonio Capellán decidieron ir a Tenerife.
En el puerto no pudieron conseguir pasajes para Tenerife, se habían agotado y
el nuevo barco no zarpaba hasta dentro de una semana. Esa noche la pasaron en
Las Palmas en casa del padre de la bailarina de flamenco. Y nuevamente el azar,
el destino, hizo que los amigos se toparan con un cartel publicitario que
cambiaría su rumbo en Canarias…En una calle de Las Palmas tropezaron con un
anuncio del Racing Club, entidad que ofrecía bailes sociales a su clientela.
The Barking en la acera, frente al Racing Club. Foto: Manuel Rueda. |
En
el Racing Club, situado en la calle Tecen nº 14, Manuel y Antonio fueron atendidos por el
presidente de la entidad, Julio Zapico Fernández, que ofreció al conjunto The
Barking la posibilidad de realizar una prueba. Ese encuentro será el punto de
inflexión, el comienzo o inicio de los éxitos para el grupo en Canarias. La
prueba realizada el viernes resultó un éxito para el grupo, repitiendo actuaciones
el sábado y domingo, tarde y noche. Días después se formalizaría la firma del contrato
que unió a The Barking tres meses al Racing Club.
Contrato de The Barking con el Racing Club.
Foto: Manuel Rueda. |
Los
éxitos en el Racing Club propiciaron que el público comparase a The Barking con
el grupo isleño Los Canarios, formado en torno al cantante Teddy Bautista
(antiguo presidente de la SGAE) y que destacara en los años 60 y 70.
Los
palaciegos se caracterizaron por adaptar canciones de forma rápida, haciéndolas
suyas; en este sentido, aún recuerdan la anécdota que les ocurrió en el Racing
Club. Un muchacho les entregó, una tarde, un disco con la canción “Sing Fool
Sing” de
la banda Titanic. The Barking, al día siguiente, iniciaría su actuación con la
mencionada canción, haciendo dudar a parte del público de si hacían play back. El
chico que les proporcionó el disco tuvo que subir al escenario para convencerse
que la canción de Titanic estaba tocándose en directo.
The
Barking simultaneaba, a veces, actuaciones en el Racing Club con otras en
diferentes pueblos de Gran Canaria, aunque para ello siempre pidió permiso al
presidente de la Sociedad, a la que les unía un contrato para actuar sábados,
domingos y festivos.
Primera indumentaria de The Barking en el Racing. Foto: Manuel Rueda. |
The Barking actuando en el Racing Club, diciembre de 1971. Foto: Manuel Rueda. |
The
Barking, en las islas, mantuvo relación y gran amistad con los integrantes de
la orquesta “Los Covinas”, en especial con Paco Covina, organista del grupo y
también con la orquesta “Los Mejías”, representada por el señor Mejías, persona
mayor que tocaba el piano. Los palaciegos supieron ganarse el respeto y cariño
de todos. Nunca tuvieron problemas para ser trasladados por amigos, en mercedes
y los equipos en camionetas, a los pueblos donde daban conciertos. Años más
tarde Guillermo Distinguido y Antonio Capellán visitaron varias veces las
islas, por ocio, siendo recibidos como hermanos en casa de “Los Covinas”.
Concierto Solidario en favor del boxeador
canario Ansua. Foto: Manuel Rueda. |
En
Noche Buena los componentes de The Barking estrenaron traje de gala en la actuación
que celebraron en el Racing Club. El último día del año 1971, Noche Vieja, por
mediación del señor Mejías tocaron en un mesón situado en Tafira Alta, zona
residencial de la capital, favorita de la élite financiera y extranjeros
adinerados. En el mesón, propiedad de un empresario exportador e importador de
licores, se reunió aquella noche la Jet-set de la isla. Los pasodobles, valses,
tangos y rock and roll que amenizaron la velada hasta pasadas las 6 de la mañana, hicieron que fuese considerada como una
actuación memorable. El contrato proporcionó al grupo 40.000 pesetas, una fortuna
en aquellos años.
The Barking estrenado los trajes de gala. Foto: Manuel Rueda. |
Noche Buena del año 1971 en el Racing Club. Foto: Manuel Rueda. |
Fotos, documentación, asesoramiento y
recuerdos de Manuel Rueda.
M. Sánchez Martín, Asociación Cultural Searus, noviembre de 2015.
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