Capítulo-8: "Historia y recuerdos de The Barking, grupo de pop rock de Los Palacios y Villafranca"

Los componentes del grupo palaciego The Barking volvieron a actuar en la sala de fiestas “El Faro Rojo”  semanas después de finalizar el Festival de Música Pop y aprovecharon la circunstancia para recoger las medallas grabadas con sus nombres, que formaban parte del premio obtenido.

Recogiendo las medallas. De izquierda a derecha: Manuel Rueda, Paco Moral, Francisco Cid,
Guillermo Distinguido y Antonio Capellán. Foto: Manuel Rueda.

Anverso de la medalla, I Festival Música Pop
Foto: Manuel Rueda.
Reverso de la medalla, I Festival Música Pop
Foto: Manuel Rueda.

La rotonda de las banderas de Matalascañas, en los años 70, no era más que una simple explanada. Aquellos terrenos baldíos se usaban como recinto para organizar festejos y espectáculos al aire libre. Desfiles de modelos, conciertos, etc. en los que The Barking compartió cartel en varias ocasiones con artistas de prestigio en aquellos años, como Orquidea Robinson, Enrique Montoya, Antonio Machín y Luciana Wolf.

Rotonda de las banderas, Matalascañas. Foto: Google maps, 2015.

La fama, así como el “caché” en el mundillo artístico y musical conseguido con el triunfo en el Festival de Música Pop les proporcionó numerosas ofertas y contratos para actuar en lugares cada vez más alejados de Los Palacios y Villafranca. En lo que restó de verano y otoño del 70, las galas se sucedieron casi a diario en pueblos de las provincias de  Huelva, Sevilla y principalmente de Badajoz (Bienvenida, Villagonzalo, Zafra, Mérida, etc.).

Primer cartel publicitario de The Barking. De Izquierda a derecha: Paco Moral,
Guillermo Distinguido, Antonio Capellán y Manuel Rueda. Foto: Manuel Rueda.

Aún recuerdan los palaciegos, del primer concierto ofrecido en Nerva, algunos comentarios realizados por cierto grupo de chicas de la localidad que aludían a que el grupo no podía ser muy bueno, ya que no tenían el pelo largo. A finales de los años 60 y en los 70 comenzaba a estar de moda las melenas largas y descuidadas de los artistas y músicos de rock. No obstante, esa circunstancia no fue obstáculo para que el grupo repitiese actuaciones exitosas en la mencionada población.

En el municipio pacense de Bienvenida The Barking actuó en varias ocasiones, todas en el recinto del cine de invierno que era usado también como sala de teatro. El escenario se situaba junto a la pantalla de proyección del cine, las sillas se colocaban en el perímetro que delimitaba el recinto, sobre la pared y el resto de la sala se convertía en una enorme pista de baile, siempre abarrotada por los bulliciosos mozos del pueblo. 

Bienvenida.  foto: Ayuntamiento de Bienvenida (Badajoz)

Los jóvenes de Mérida pudieron disfrutar de varios conciertos de The Barking durante los meses de verano, consiguiendo el grupo una gran notoriedad. El “Club la Herradura” acogió la última actuación de los palaciegos en aquella temporada estival.

 El mencionado local disponía de una inmensa terraza y un enorme escenario, en el que los músicos estaban separados, unos de otros, más de tres metros. Al comienzo del segundo pase musical de la noche subieron espontáneamente al “tablao” dos chicas, rubia y morena, vestidas con minifaldas y cintas de colores atadas a la frente. Bailaron con ritmo, coreografiando la música que tocaba el grupo. El espectáculo fue aplaudido, con júbilo, al término de cada canción tanto por las personas que abarrotaban la terraza como por los vecinos que desde los balcones de los edificios cercanos contemplaban la función. A Guillerno Distinguido, con mucha guasa y echando leña al fuego, se le ocurrió dedicar una canción a los espectadores que desde fuera del “Club la Herradura” seguían el espectáculo. La ocurrencia de Guillermo provocó tal animación y entusiasmo que las improvisadas gradas de los miradores parecían que iban a venirse abajo debido a los aplausos de los allí presentes. Pasada la una de la madrugada la fiesta continuaba con animación, sucediéndose las  reiteradas e insistentes peticiones de canciones. Sin duda, esa noche se fraguó un gran éxito del grupo.

Teatro Romano de Mérida. Foto: Festival de Mérida.

A primeros de septiembre de 1970 el conjunto The Barking dio por finalizada la gira por tierras pacenses actuando tres días en la feria y fiestas de la localidad de Villagonzalo. Hasta dicha población se trasladaron los músicos y transportaron los equipos e instrumentos en la furgoneta de “Emilio el Cebadero” conducida por Francisco Cid Páez (Nene Puyita), Guardia Civil en aquellos años en Los Palacios y Villafranca. Tres intensos días de actuaciones en el cine del pueblo, con llenos a rebosar, y en el que  sucedió una anécdota merecedora de ser recordada.

Villagonzalo (Badajoz). Foto: José Luis.

El último día de feria de Villagonzalo, en el descanso del primer pase de la actuación del conjunto palaciego, un grupo de chicas invitaron a los músicos a unas copas en la única caseta existente en el recinto ferial. Tomadas las bebidas, los integrantes de The Barking regresaron al cine-teatro para proseguir con el segundo pase de la noche. Durante la actuación, una pareja de la Guardia Civil se personó en la sala preguntando por los componentes del grupo. Francisco Cid (Nene Puyita), que había llegado del pueblo para trasladar al conjunto y los instrumentos de nuevo a Los Palacios y Villafranca, se identificó ante los agentes de la benemérita y solicitó expliciones. Según los agentes, el dueño del bar de la caseta de feria había denunciado a las muchachas y al grupo por no pagar las copas que habían tomado. Comentaron que las protagonistas de la invitación, alegando que la factura era exageradamente cara, se marcharon sin pagarla y como los componentes del grupo era fácilmente identificables por la vestimenta, fueron a reclamarles la cuenta impagada. Resuelto el incidente por los agentes de la Guardia Civil y Francisco Cid, las jóvenes se vieron obligadas a liquidar la deuda y los palaciegos absueltos de todo compromiso.

En las instalaciones del Real Club Pineda de Sevilla, The Barking amenizó la cena de Noche Vieja del año 1970 a un grupo de militares y a sus familiares. La velada supuso 20.000 pesetas de ingresos para el conjunto, una suma de dinero importante debido el prestigio que el conjunto había adquirido en los últimos meses. El Capitán Vázquez Ochoa, presente en la fiesta, reconoció entre los músicos a Antonio Capellán, que había realizado el servicio militar a sus órdenes. Antonio se presentó ante la autoridad militar con el saludo “mi capitán, soy Begines”.

Pabellón construido en 2008 (Real Club Pineda de Sevilla). Foto: R. C. Pineda.

La cena estuvo amenizada por el susurro de una serie de canciones melódicas y la sobremesa y fiesta final animada con sevillanas, pasodobles, valses, etc. También se tocó el “Casa-Cho”, por petición del público, y aunque el tema estaba de moda en aquellos años no formaba parte del repertorio del grupo, aunque se logró salir de forma airosa del trance improvisando las notas musicales de la composición.



Fotos, documentación, asesoramiento y recuerdos de Manuel Rueda.
M. Sánchez Martín, Asociación Cultural Searus, noviembre de 2015.

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