MANUEL SOLLO FERNÁNDEZ
Biografía
(A MIS PADRES)
Escribir un “currículum”, desde la premura y la incertidumbre de los 21 años, quizá sea un acto de osadía. Volver la cabeza siempre entraña el peligro de la petrificación o la sensación del vacío, aunque sólo nos referimos a los aspectos más circunstanciales de nuestra vida. Pero no hay que ser ingratos con el pasado. Seamos dignos.
Nací en Los Palacios (Sevilla), el 17 de diciembre de 1.960. La infancia se me presenta como un racimo de recuerdos aislados. Luego, crecí entre el olor nauseabundo de los hospitales, la escuela de la Parroquia y la rigidez clasista de los Salesianos de Utrera.
A los 14 años llegué al Instituto Valme de Dos Hermanas. Comencé a escribir de la mano de dos amigos, Antonio García, profesor de Literatura, y Paco Navas. Ellos me enseñaron el poder mágico de las palabras. Mientras, entre clase y clase, aprendía que la libertad, la rebeldía y la justicia son como el aire, como el amor, como la esperanza. Y leía, leía para entender, para conocer, para desentrañar las claves de un mundo y un vivir maravilloso y complejo, quizás absurdos y suicidas.
En 1.977 gané el I Premio de Poesía Popular de La Algaba. Al año siguiente, un grupo de “aprendices de poeta” decidimos publicar una antología de nuestros versos. Nació “Por la ventana”, con la ilusión que provoca la letra impresa, pero también, con la indiferencia posterior que produce una aventura adolescente. Al terminar COU, me concedieron el segundo premio del certamen “Poesía Joven”, convocado por el instituto de Vélez Málaga. Carmen Ayala me enseñaba bien el ritmo sensual del endecasílabo.
Después vine a Madrid, donde actualmente estudio 3º de Periodismo y trabajo como redactor de la revista Noticias Obreras. Habitado por el virus del lenguaje, escribo y leo, busco y me busco. Por… amor a la vida, simplemente.
“yo no sé decirte nada más
pero tú debes comprender
que yo aún estoy en el comino
…en el camino”.
J. A. Goytisolo.
Madrid, 25 de abrid de 1982
Obra: “Divagaciones tristes tras una borrachera indecente”
(Porque al fin y al cabo, nuestro tiempo estaba por venir)
2º Premio Local, I Certamen de Poesía Searus, año 1978.
Y DE NUEVO ME HE VUELTO A QUEDAR SOLO
“Qué horrible sensación de soledad,
en la negra neurosis, inflamada
en las voces opacas del silencio
más íntimo, que pudo ser ya nuestro”
Y de nuevo me he vuelto a quedar solo,
y casualmente hoy
es triste
la tristeza
de tanta gente como inunda el mundo.
Y de nuevo me he vuelto a quedar solo,
con mis huellas de lluvia discontinua,
con mi larga noche
rondando la espera.
Y se me enredan las manos en la mirada
gris, del no saber
por qué acaso no troncho las espigas del camino
en sangre esparcida por los ojos.
Y de nuevo me he vuelto a quedar solo,
con la cara del vivir mismo que no entiendes,
ni entiendo,
del absurdo mismo que puede ser vivir.
“PASEAMOS POR LA CALLE COMO SI FUERA EL AMOR”
A.García
(A Elisa, mi pequeño desastre, por siempre)
Después
de que el cristal se volviera estéril
al compás inusitado de la lluvia,
reencuentro
la adelfa que dio forma a mis manos
de viejo alfarero de esperanzas.
De nuevo abres mis calles a la aurora
y vivir tiene un nombre de catorce rosas perfumadas.
No entendíamos las largas embestidas de las tardes
solas,
se amontonaban palabras torpes
en las horas que empujan,
los minutos,
en el melancólico devenir diario
de nosotros mismos,
como un “te quiero” a destiempo
que desgarra
el lento paso
de una lluvia más ligera,
sobre tus posibles miedos
al vacío de una mañana
sin sol,
sobre mis posibles culpas
de adolescente inmaduro.
De nuevo abres mis calles a la aurora
y vivir tiene un nombre de catorce rosas perfumadas.
Y acaso comprendernos es difícil,
y mirarnos
esquivar una pregunta trascendente,
pero ya nunca es lo mismo,
ayer ya no es lo mismo
no son los mismos
caminos
en la lluvia
de aquella tarde
que ocultas en páginas de espera.
Pero ya nunca es lo mismo,
ni los tempranos pasos que erigen la aurora
del alfarero viejo,
sobre el deshojado silencio
de nosotros.
“CON EL DOLOR DE LOS HOMBRES…
UN RECUERDO A P. NERUDA”
“Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes…”
(P. Neruda)
Las redes están rotas.
Perdonadme,
no tuve tiempo para
nada.
Comprendedlo,
era una hecatombe de culpa
que hacía arrastrar las manos
en el fango.
El mar se hace agrio.
Los huérfanos
devoran las orillas
de todo el imperfecto Caín
que se adentra,
a la par de un grito,
en los turbios arrabales
de la inconsciencia.
Se viene con demasiadas cargas eléctricas,
después de mucho agobio
por sendas que palpitan
el impulso sereno de un nuevo impulso
a otros muslos
de pasos
menos encallados.
Perdonadme,
os tengo que pedir perdón.
(Todo se está volviendo agrio).
Concedédmelo.
Las redes llevan demasiados siglos
rotas…
No es excusa,
es el mar viniendo a ahogarme
aquí, al silencio a grito
que guardo
naufragando en mis mejillas.
Venid,
traed la red,
mirad,
se nos agolpa
una tempestad de esperanza
que brota del pulso,
antes vencido,
de una mirada.
Y aún me hundo…
y son muchos hombres ya
con la tempestad en la garganta.
Y la red…
en el agrio del mar agonizaba…
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