Enrique Barrero Rodríguez, 2º Premio Searus-2003


ENRIQUE BARRERO RODRÍGUEZ



PREMIOS DE POESÍA

*Premio “Gustavo Adolfo Bécquer” de poesía para estudiantes de Enseñanzas Medias, convocado por la Junta Municipal del Distrito Casco Antiguo del Ayuntamiento de Sevilla (1987).

*Premio “Ciudad de Guadalajara” de poesía, convocado por la Delegación de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Guadaira (1994), con el libro “Colección de sonetos para un sueño”.

*Premio “Juan Sierra”, convocado por el Ayuntamiento de Tomares y la Fundación El Monte, con el libro “Breve nombre del amor”.

*Premio “Florentino Pérez-Embid”, de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras de Sevilla, con el libro “El tiempo en las orillas” (2000).

*1º Accesit del Premio de Poesía “Luis Cernuda” del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, con el libro “Poética elemental” (2001).

*XXXVIII Certamen de Poesía de Amor “Reposo Neble” del Ayuntamiento de Bollullos Par del Condado (Huelva).

*Ha publicado algunos poemas en revistas literarias como Renacimiento, El Siglo que viene, Papeles de la alacena o Extramuros. Ha sido incluido en la Antología de poetas sevillanos editada por la Caja San Fernando y la Fundación El Monte con la ocasión de la Feria del Libro de Sevilla 2003 y ha participado como jurado en los Premios de poesía Ciudad del Guadaira y Alhoja, entre otros.


Enrique Barrero Rodríguez, Noviembre de 2004




Obra: “UNA FUGAZ E INCIERTA CERCANÍA”
2º Premio, XXVI Certamen de Poesía Searus, 2003



                                                          
                              I

Sin quererlo los dos, ha sucedido.
El azar nos reúne y nos presenta.
Tras aquel ventanal, la luz inventa
el reflejo de un sol desconocido.

Nueva para mis ojos, he sentido
una tristeza vieja, suave y lenta,
pues sé que soy el saldo de otra cuenta
y esclavo en la tristeza de otro nido.

Me miras a los ojos. Y contigo
la soledad me duele por adentro.
Despierta el corazón que habité un día.

La luz de tu sonrisa es mi castigo.
Y acuden presurosos a mi encuentro
Vagos sueños que luchan a porfía.




                              II

Tal vez amar sea esto solamente.
Una fugaz e incierta cercanía.
Un silencio que duele. La porfía
de arrancarles sus sombras al presente.

Una nube de ausencia por mi frente
pregona la tristeza más sombría.
¿Dónde el mar y la luz, la luz del día,
si no es en tu cintura de repente?

Tal vez amar sea sólo este vacío
de sentirse, de nuevo, abandonado
y adelantar la fecha de otro olvido,

negar, sin convicción, el albedrío,
entregarse a otro abrazo y, resignado,
abdicar de otro sueño sin sentido.




                              III

Conversamos los dos. La tarde pasa
y puebla los pasillos de impaciencia.
Las horas se suceden sin urgencia
y todo la tristeza lo traspasa.

Se incendia el corazón como una brasa
y voy negando al sueño su querencia.
Hombre escindido en dos. Sé que tu ausencia
Poblará los rincones de mi casa.

Tu voz ocupa el tiempo y en la espera
yo no tengo aliciente ni esperanza.
Consumo los minutos para verte.

El tiempo va cercando su frontera.
El tiempo ya hace estragos y me alcanza
pues se acerca la hora de perderte.




                              IV

Vuelvo la vista atrás. Vuelvo los ojos.
Mi tristeza, tras ti, se gira entera.
Tú subes decidida la escalera
y mi pena germina entre rastrojos.

Quisiera retenerte. Que de hinojos
mis brazos abrazaran tu bandera.
Pero el pudor me puede. Me lacera
la soledad trenzando sus abrojos.

Mi mirada te abarca y te persigue.
Tirita entre columnas tu figura
y al punto se diluye tu melena.

El mundo es un tiovivo. Sigue y sigue.
Vuelvo la vista atrás. Y tu cintura
se aleja de los limbos de mi pena.




                              V

Adiós, mujer, adiós. Viene el olvido.
He vivido unas horas de mi vida.
Tu nombre no era amor. Sí despedida.
Lo que puedo haber sido y que no ha sido.

Y antes que el tiempo siga el recorrido,
encierro en mis sonetos esta herida.
Si en el juego del tiempo no hay salida,
demos ya lo vivido por perdido.

Hasta nunca, mujer. El tiempo gana.
Niego mi voluntad. De ti reniego.
Mira si es mi verdad conciliadora.

Llegó tarde mi vida a tu ventana.
El tiempo no hace trampas en el juego.
Siempre sale con carta ganadora.

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