A
los palaciegos que regresaron de la Guerra de Cuba (1895-1898) se les dio dos
fanegas de tierra en la zona de El Cismán (Los Palacios y Villafranca)…
Entre
1895 y 1898, España realizó uno de los mayores esfuerzos bélicos de cuantos
había realizado hasta esa época una potencia colonial para defender sus últimas
posesiones de ultramar, enviando a Cuba alrededor de 200.000 soldados. Entre
ellos viajaba un nutrido número de jóvenes palaciegos, de condición humilde, a
los cuales sus familias no pudieron pagar las redenciones. Porque aunque en
teoría el servicio militar era obligatorio, en la práctica sólo los pobres iban
al ejército. Aquellas familias que tuvieran 300 duros (mil quinientas pesetas o
dos mil pesetas en el caso de los ricos) pudieron pagar la redención que
evitaba que sus hijos fueran llamados a filas. Las familias pudientes no
tuvieron el menor problema en hacerlo y los jóvenes de clase alta evitaron
tener que combatir. Las familias con recursos empeñaron sus tierras y cosechas.
Los pobres en cambio no tuvieron ninguna salida y así, el ejército español en
Cuba estaba formado en su mayor parte por desposeídos, entre los cuales se
hallaban los palaciegos.
De
los soldados que marcharon volvieron pocos, aunque solo un pequeño porcentaje
de los fallecidos caerían en combate (unos 10.000), mientras que la inmensa
mayoría, cerca de 100.000, perdieron la vida a causa de enfermedades como la
fiebre amarilla, el paludismo, la disentería y la tuberculosis.
A
Los Palacios y Villafranca regresaron, según nos cuentan nuestros abuelos que
escucharon la historia de los suyos, pocos de los reclutas que marcharon y casi
todos con problemas de salud y harapientos…
“Finalizada
la Guerra de Cuba, el Gobierno de España dispuso que por parte de los
Ayuntamientos se les diese dos fanegas de tierra a aquellos soldados que habían
regresado a sus lugares tras largas fatigas”.
“El
alcalde de Villafranca y Los Palacios (de aquellos años), acatando la orden
gubernamental, decidió elegir de entre todas las tierras del término municipal
las de El Cismán, ahijándole el pago conocido como Toruño del Caballo”.
“Todavía hoy existe en Cismán una parcela, en el trance comprendido entre los
números 6 y 7, que actualmente pertenece a la familia conocida por el sobrenombre
“Cabeza Gorda”, que es nombrada con el apelativo de “Cañana del Cubano”.
Documentación:
“Las Tres rayas”, Antonio Martín Begines. Relatos Motrileños de la Guerra de
Cuba. Diario Crítico.
Foto:
las provincias.
Miguel
Sánchez Martín.
Marzo
de 2019
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